Alimentación del deportista

Un entrenamiento coherente, un descanso apropiado y un buen equilibrio dietético lo que de verdad haga correr a nuestros atletas

Como a igual entrenamiento cada atleta rinde de distinta forma, es evidente que hay otras circunstancias que deben influir en su estado óptimo. Dentro de éstas, la ALIMENTACIÓN es de primordial importancia.

Con una dieta correcta no podemos asegurar el triunfo de un deportista, pero estamos seguros de muchos de los llamados de elite hubieran alcanzado una cota más alta habiendo llevado una alimentación dirigida, controlada y más fisiológica, sin dejar, por supuesto, de respetar las costumbres alimenticias individuales. Esto último es crucial, pues hay hábitos fuertemente arraigados tanto fisiológica como psicológicamente que datan de los primeros años de vida y permanecerán con cada persona durante toda su existencia, habiendo producido en su metabolismo una serie secuencial de reacciones que no se pueden modificar fácilmente.

Los errores cometidos en la alimentación del deportista no se dejan ver, no se advierten inmediatamente. Son la sucesión de pequeñas alteraciones en el metabolismo, en la musculatura, precisamente en la mitocondria que protagoniza la conversión de la energía química de los nutrientes, en mecánica. Junto con el resto de órganos y sistemas soportan el metabolismo del esfuerzo, y el día menos pensado se rompe la línea de entrenamiento progresivo, sin hallar una explicación lógica.

A la hora de modificar dietas lo haremos poco a poco, sin grandes cambios, hasta llegar progresivamente a los alimentos y hábitos más naturales: reducir la ingesta de grasas animales y carnes, y aumentar la proporción de fibra a base de cereales, verduras y frutas, puede ser un buen comienzo.

Para concluir, la base del deportista debe conformarse en base a tres criterios:

  1. CUANTITATIVO, referido a la cantidad calórica diaria de ingestión y depende del gasto energético diario habitual y de las características del esfuerzo realizado diariamente.

  2. CUALITATIVO, en el que tendremos en cuenta la proporción de nutrientes (porcentaje de hidratos de carbono, proteínas y grasas, que se fija en un 50-60 por 100 para los primeros, 25-30 por 100 para grasas y en un 11-18 por 100 para las proteínas), aporte vitamínico y mineral.

  3. DISTRIBUCIÓN HORARIA, rigurosa, y adaptada a los períodos de entrenamiento, competición y descanso.

SUPLEMENTOS ERGOGÉNICOS A LA DIETA

Siempre deben ser utilizados como una ayuda y no como reemplazante de la dieta. En la producción de energía (que es lo que significa ergogénico) lo más importante son los alimentos, y sólo deben ser suplementados en determinadas épocas de mayor exigencia, nunca por rutina.

Los atletas suelen abusar de ellos pensando que son la panacea y la protección a cualquier enfermedad, o lo que les hará correr más. Todo ello es mentira. Si bien es cierto que hay determinada gente que necesita largos períodos con suplementos vitamínicos o minerales, no podemos hacerlo extensivo a todos los atletas y debemos empezar por comunicárselo de este modo.

A continuación repasamos las principales ayudas con las que cuenta el atleta, por supuesto sin constituir “doping”:

  1. SUPLEMENTOS VITAMÍNICOS: El más completo puede ser el Pharmaton Complex; se recomienda en épocas de máximo entrenamiento y competición, tres semanas tras las que se descansa otras tres y se vuelve a tomar otras tres semanas.
  2. MINERALES: sodio, potasio, cloro, calcio, fósforo, magnesio. Suelen venir todos ellos en bebidas electrolíticas (Isostar, Gatorade, etc.)y son especialmente buenas en verano.
  3. OLIGOELEMENTOS: hierro, cobre, yodo, manganeso. Están en nuestro cuerpo en pequeñas proporciones, pero si faltan ocasionan muchos problemas. No debe abusarse de ellos, ni tomarlos a la ligera, sin el conveniente análisis donde se demuestre su falta. Es típico que tras la menstruación las mujeres necesiten hierro, incluso de forma preventiva.
  4. OTRAS AYUDAS UTILIZADAS: Constituyen un grupo numeroso y suelen ser productos naturales de los cada cual habla maravillas, la realidad es que los dos primeros son los más serios: Ginseng y Ginseng Siberiano, de probada eficacia y utilizadísimos en todos los países y en todas las olimpiadas. Son tónicos vigorizantes y defatigantes.

Levadura de cerveza, magnifica fuente de vitamina B.- Polen, rico en proteínas, vitaminas y sales minerales.- Germen de trigo, rico en vitamina E y en linolénico.- Jalea real, fuente de vitaminas, sobre todo B.- Lecitina, excelente suministro de fósforo orgánico en forma directamente asimilable. Activa todas las funciones celulares y tiene por ello una función rejuvenecedora.

Podríamos continuar y no acabaríamos, pero en ningún caso pensemos que estos productos aportan algo nuevo si de verdad llevamos una dieta equilibrada. Esta es, por tanto, la que debe ser revisada, y no busquemos la solución en “productos mágicos” que no existen.

En fin, será un entrenamiento coherente, un descanso apropiado y un buen equilibrio dietético lo que de verdad haga correr a nuestros atletas.

 

Eduardo Barreiro – FCmax
Fuente: Dr. Hernán Silvan Revista Sprint

La Hidratación es clave en el Fútbol

Además de entrenarse para obtener resistencia, velocidad, agilidad y potencia, los futbolistas también necesitan mantener sus cuerpos bien abastecidos con los alimentos y líquidos adecuados. Esto es uno de los grandes retos para ellos, especialmente porque el juego es continuo y las posibilidades para recargar la energía y reponer los fluidos corporales son limitadas.

El agua es el componente principal del cuerpo, siendo 60 al 65% del peso corporal total.

  • Si los atletas pierden mucho fluido en el sudor sin reemplazar lo que perdieron, tanto los líquidos como los electrolitos esenciales (como el sodio y el potasio), tendrán el riesgo de llegar a estar deshidratados.
  • La deshidratación puede disminuir la energía y perjudicar el rendimiento en las destrezas del fútbol. Aun una pérdida del 2% del peso corporal a través del sudor (esto es, 1.4kg en un jugador de 70kg) puede poner en desventaja a los atletas.
  • Desafortunadamente, muchos atletas no beben lo suficiente durante el ejercicio para reemplazar esas pérdidas de fluido.
  • Las investigaciones recientes han mostrado que las pérdidas de sudor en jugadores de fútbol pueden ser de menos de 1 litro hasta 4 litros, y varios estudios han enseñado que, en promedio, los jugadores reemplazan desde 0% hasta 87% de esas pérdidas de sudor durante un partido.

El dolor muscular y qué se puede hacer al respecto

Los dolores musculares pueden ser ocasionados por una gran variedad de actividades musculares; entre las causas más frecuentes están:

  • Movimientos en contra de la gravedad o impulsos hacia adelante como correr cuesta abajo, bajar barras con pesas y la fase de descenso al hacer abdominales o sentadillas.
  • Estos movimientos producen tensión ya que fuerzan a los músculos involucrados a extenderse.
  • Las acciones musculares necesarias para estos movimientos se conocen como acciones excéntricas o acciones negativas.

¿Qué causa el dolor?

Entre las explicaciones más comunes sobre las causas de los dolores musculares se incluyen la acumulación de ácido láctico, los espasmos musculares, o daños en el músculo.
Se ha descubierto que los movimientos que causan el dolor muscular producen un daño localizado en las membranas de la fibra muscular. Irritantes químicos, tales como la histamina, son liberados por los músculos dañados y pueden irritar los receptores de dolor en el músculo.

Este daño con frecuencia causa la inflamación del tejido muscular lo que ocasiona la suficiente presión para estimular los receptores del dolor. Se ha demostrado, sin embargo, que es común que una inflamación grave persista tiempo después de que el dolor muscular ha desaparecido. De este modo, los receptores de dolor se adaptan gradualmente a la inflamación o a otros factores presentes.

Cualesquiera que sean los mecanismos específicos, la opinión científica actual indica que el daño muscular es el culpable del dolor muscular.
Tratamiento del dolor muscular

Las recomendaciones típicas incluyen ejercicios de estiramiento, la aplicación tópica de bálsamos, cremas y/o hielo, la inmersión del músculo en agua caliente o darse un baño sauna. Cada uno de estos tratamientos proveen un alivio temporal, pero ninguno tiene eficacia a largo plazo. El uso de aspirinas y otros medicamentos anti-inflamatorios pueden proporcionar algún alivio, pero los estudios científicos sobre estos no han sido concluyentes.

Ya que no se ha encontrado un tratamiento efectivo que de buenos resultados, los programas de entrenamiento deberán estar diseñados para reducir o prevenir este tipo de dolor.

Disminución del dolor

Los atletas que padecen de dolor y músculos rígidos y doloridos no podrán practicar ni desempeñarse a su máximo potencial. La razón de lo anterior es que se pierde fuerza al haber daño muscular. Por lo tanto, el nuevo programa de entrenamiento deberá aumentar de manera gradual y progresiva la intensidad y duración durante varias semanas con el fin de prevenir o reducir el dolor, la debilidad y las lesiones.

Más aún, la fase temprana del programa de entrenamiento deberá reducir al máximo los movimientos innecesarios que tengan componentes excéntricos o negativos como la carrera cuesta abajo y los saltos pliométricos. Al entrenar para carreras a campo traviesa y otras actividades en las que los movimientos excéntricos no se pueden evitar, los entrenadores tendrán que esperar más tiempo para que el músculo se recupere.

Un músculo dolorido es un músculo dañado y como en cualquier tejido dañado, se le debe de dar tiempo para que se recupere; esto puede necesitar de días adicionales de entrenamiento ligero, después de un día de entrenamiento que causara un fuerte dolor muscular.

Por Priscilla M. Clarkson, Ph. D.
Department of Exercise Science University of Massachusetts

Hidratación: crítica para el rendimiento atlético

Los atletas no se dan cuenta de la cantidad de sudor que pierden y esto los pone cara a cara con un competidor deshonesto: La deshidratación. Es importante superarla para que puedan rendir al máximo.

La hidratación es crítica para el rendimiento atlético. De hecho, una pérdida de fluidos tan pequeña como el 2 % del peso corporal (menos de 4 libras en un atleta de 200 libras) puede deteriorar el rendimiento incrementando la fatiga. Esto es importante porque es común para algunos atletas perder entre 5 a 8 libras (2 a 3,5 Kg.) de sudor durante una actividad. Por lo tanto, es muy fácil deshidratarse si no se ingiere los suficiente para reemplazar lo que se pierde por el sudor.

¿Estás considerando las bebidas deportivas en lugar del agua? Las investigaciones demuestran que las bebidas deportivas superan al agua debido a que:

  • Estimulan la ingesta voluntaria de fluidos cuando los atletas están agobiados y sedientos. Las bebidas deportivas con un sabor ligero y una pequeña cantidad de sodio estimulan a tomar; el consumo de fluidos es la primera línea de defensa en contra de la deshidratación.
  • Provocan una rápida absorción de fluidos. Gatorade contiene la mezcla exacta de carbohidratos y electrolitos para acelerar la entrada de fluidos y carbohidratos al torrente sanguíneo.
  • Ayudan a mantener a los atletas en actividad. Las bebidas deportivas permiten a los atletas evitar la deshidratación y otros problemas relacionados con el calor tales como una fatiga temprana, calambres por calor, ligero dolor de cabeza y agotamiento por calor.
  • Mejoran el rendimiento: Los carbohidratos en este tipo de bebidas ayudan a los atletas a rendir mejor tanto en esfuerzos de potencia como de resistencia.
  • Aceleran la recuperación. Los carbohidratos y electrolitos ayudan a recargar los músculos y aceleran la rehidratación.

David R. Lamb, PhD
The Ohio State University
 GSSI

Un consejo simple para lograr una alimentación saludable

Una forma sencilla de asegurarse una alimentación sana y equilibrada es distribuir mentalmente los diferentes grupos de alimentos en el plato de comida cotidiana.
Como este año había cumplido sesenta, Agustín, un activo y emprendedor hombre de negocios, decidió hacer una primera consulta al cardiólogo. No estaba excedido de peso pero su cintura insinuaba un aumento y ya no salía a trotar todos los días en torno al parque como lo había hecho durante tantos años.

El especialista le confirmó que todo estaba en orden, pero que retomara una actividad regular, tal vez reemplazando el trote por caminatas, y se cuidara con la dieta.
Agustín salió tranquilo del consultorio del especialista pero se preguntaba si su consejo respecto a la alimentación le implicaría entrar en el mundo de las dietas, que hasta ese entonces nunca había transitado.

La regla del plato

Existe una forma práctica de asegurar que se consuma una alimentación equilibrada, como la que el cardiólogo recomendó a Agustín. Este método permite controlar no sólo el tamaño de las porciones de cada grupo de alimentos, sino también asegurar el ingreso de todos los elementos esenciales para el organismo. Es preciso recordar que aunque a los 60 años la actividad física es menor y han desaparecido las necesidades propias de la etapa de crecimiento, los requerimientos de proteínas, minerales y vitaminas deben mantenerse, particularmente si se quiere seguir teniendo una vida saludable y activa.

Por ello, al sentarse a la mesa mire su plato (redondo o cuadrado) y dibuje de manera imaginaria una línea en el centro del plato, de modo que éste quede dividido en 2 partes iguales. A continuación, trace otra línea imaginaria, que sea perpendicular a la anterior, en su punto medio; es decir forme un signo + o una cruz. De este modo, el plato quedará dividido en 4 partes iguales.
A continuación, le proponemos cómo debe llenar cada uno de los cuartos en los que ha quedado dividido su plato:

  • En un cuarto, coloque alimentos ricos en hidratos de carbono. Por ejemplo, cereales (arroz, polenta, avena), pastas, papa, batata, choclo.
  • En otro cuarto, ubique alimentos ricos en proteínas, tales como carne de cualquier tipo pero cortes magros (vacuna, pollo sin piel, pescado, cordero o cerdo en cortes magros), un huevo o tofu.
  • Se completa así la mitad del plato. En la mitad restante deben estar incluidos los vegetales que no contienen almidones o hidratos de carbono en exceso. En términos generales, se trata de los vegetales “no blancos”, es decir rojos, verdes, amarillos, naranjas, etc.; la excepción son los hongos, cebollas, espárragos, repollo blanco y palmitos, los cuales a pesar de su color no están compuestos de almidones.

A todos ellos se puede añadir: 1 fruta pequeña, un vaso de jugo sin azúcar y un pan chico.

Al principio puede parecer extraño e incluso engorroso pero una vez que se entrene en este ejercicio de imaginación y selección verá que resulta sencillo. Es particularmente útil para los casos en los que concurre a restaurantes de autoservicios donde la variedad de productos desorienta a quien, sin presentar ningún problema específico de salud, quiere ejercer, como Agustín una actitud preventiva.

 

Editora Médica Digital, octubre de 2008

Sumá energía con los hidratos de carbono

Los hidratos de carbono son el combustible más fácil que utiliza nuestro cuerpo para obtener energía. Son compuestos orgánicos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Pueden encontrarse en los alimentos en forma de carbohidratos simples (azúcares) y complejos (féculas y fibras). Los carbohidratos simples se absorben rápidamente y no necesitan digestión. Los complejos son de asimilación lenta, ya que deben ser procesados para ser digeridos y dan la energía de larga duración que requieren los esfuerzos prolongados.

En la alimentación diaria, los hidratos de carbono son la base de la pirámide alimenticia humana, ya que son la fuente más importante de energía para los seres vivos.

¿Qué cantidad de carbohidratos debemos ingerir diariamente?

En la alimentación de una persona normal se recomienda que el 50-55% del total de la ingesta provenga de los hidratos de carbono, preferentemente complejos.

El consumo recomendado para atletas y personas activas es de un 60-70% de la ingesta energética total.

Las principales fuentes de hidratos de carbono son los cereales (trigo, avena, cebada, arroz, centeno, maíz), y sus derivados (pasta, pan, granola), las hortalizas, verduras, legumbres, frutas y los productos dulces.

 

Cómo enfrentar a los Fast Food

La vida cotidiana nos enfrenta con una realidad innegable: la amplia distribución y accesibilidad de los locales de las denominadas “comidas rápidas”, más conocidas por su designación inglesa: fast food. No sólo en las grandes capitales y ciudades populosas pueden observarse cadenas de negocios que expenden este tipo de comidas, sino que incluso en pueblos más pequeños en casi todos los países del mundo se observa la popularidad de estos negocios.

Las razones que lo explican son muchas, pero pueden sintetizarse en razones de costos, rapidez y disponibilidad. En la vida moderna el tiempo para la preparación cuidadosa de los alimentos es cada vez más escaso.

Uno de los principales problemas que conlleva el consumo de comidas rápidas es sin duda el contenido de calorías. Tenga en cuenta que 2.000 calorías (muchas veces más de lo que un individuo sedentario precisa para cumplir con sus requerimientos de energía) pueden estar contenidas en una comida que se consume rápidamente e incluso sin necesidad de sentarse o emplear cubiertos… Por este motivo, diversas voces en el mundo han propuesto recursos para revertir el daño que puede provocar la ingesta de este tipo de alimentos. Entre ellas, puede mencionarse la del Dr. Brent Tetri, del Saint Louis University Center (EE.UU.) que  señala 4 pasos básicos a seguir:

  1. Ponerse uno mismo un límite al número de comidas rápidas (fast-food) a ingerir en una semana. El autor de ese informe propone que sea sólo una por semana.
  1. Si necesita hacer una comida rápida, procure que sea lo más saludable posible. Por ejemplo, hamburguesas sin queso y sin mayonesa (reducimos de esta forma las grasas), evitar las frituras y las gaseosas comunes (que poseen entre 10 y 12% de azúcar = 80 a 90 calorías en un vaso mediano). Como ejemplo, se sugiere un sándwich  de pollo grillado, una ensalada con aderezo bajo en grasas, agua mineral o gaseosa dietética.
  1. Mantenerse activo. Si en la actualidad no realiza ejercicios físicos por lo menos 3 veces a la semana, es momento de iniciar este plan ahora mismo. Recuerde que además de mejorar la circulación, reducir la presión arterial  y evitar el exceso de peso, la actividad física le ayuda mejorar el perfil de lípidos sanguíneos, aumentando el colesterol -HDL.
  1. Concurrir periódicamente al médico para realizar los controles de laboratorio y otros estudios que el profesional que lo asiste considere conveniente; muchas veces se incluyen entre estos estudios los denominados hepatogramas (estudios de la función del hígado), así como ecografías abdominales, para evaluar si existen depósitos anormales de grasas en el hígado, lo cual suele ser una manifestación más del síndrome metabólico, con consecuencias cardiovasculares significativas.

Los últimos dos consejos, vale la aclaración, mantienen su vigencia aunque usted nunca concurra a un local de comidas rápidas.

Editora Médica Digital,
Noviembre de 2008

La buena alimentación es la mejor aliada del entrenamiento

Se inicia el año y todos tenemos objetivos y metas que queremos alcanzar con respecto a nuestra performance y salud. Vaya esta nota para todos aquellos que buscan obtener logros no sólo entrenando, si no también por medio de la alimentación.


Cuando el balance entre las calorías que ingerimos diariamente y el gasto calórico que tenemos no es equilibrado, las calorías que incorporamos de más no son utilizadas por el cuerpo y se depositan en el mismo, en forma de grasa, produciendo el conocido sobrepeso, algo que seguramente nos dificultará o impedirá alcanzar nuestros objetivos en las próximas carreras y puede atentar contra nuestra estructura anatómica (tendones, ligamentos y músculos).

Si tienes sobrepeso y deseas reducirlo, la primera medida a seguir es disminuir las calorías que estás consumiendo diariamente siguiendo un plan alimentario adecuado y equilibrado, y aumentar el gasto calórico mediante un plan de entrenamiento adecuado.

Un plan alimentario adecuado consiste en comer, de manera moderada, alimentos que proporcionen un equilibrio de nutrientes. Cada alimento posee uno o más de dichos nutrientes. Por lo tanto, la variedad ayudará a obtener lo que tu cuerpo necesita para mantenerse saludable.

Es importante que sepamos y tengamos especialmente en cuenta que no hay un nutriente más importante que otro: todos son necesarios para nuestra salud.

Entre los nutrientes fundamentales para el organismo se encuentran: el agua, los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, los minerales y las vitaminas.

Tu edad, sexo, altura, actividad diaria, el tipo de entrenamiento que realizas habitualmente y tu estado general de salud constituyen los factores que determinan las cantidades de nutrientes que tu cuerpo necesita.

Alimentarse saludablemente no es comer de todo en abundancia, ni hacer dieta, ni tampoco privarse de los alimentos sabrosos. Se trata de elegir más alimentos de origen vegetal (cereales, legumbres, hortalizas y frutas), lácteos descremados y carnes magras, y controlar el consumo de los alimentos abundantes en grasa, azúcar y sal.

Comer sano depende fundamentalmente de los hábitos alimentarios de cada persona, de sus posibilidades económicas, de los conocimientos que tenga sobre el valor nutricional de los alimentos y, también, de la manera en que éstos se preparan para que conserven sus propiedades.

Todos tenemos un recurso valioso que podemos usar: la imaginación y la capacidad de información para preparar nuevas combinaciones de alimentos.  De este modo, se pueden lograr comidas más nutritivas que a la vez no sean costosas ni aburridas.

Si se desea hacer una alimentación variada, es conveniente que incluyas diariamente, aunque en diversas cantidades, alimentos de los siguientes grupos:

  • Cereales, legumbres y derivados.
  • Hortalizas y frutas.
  • Leche y derivados.
  • Carnes y huevo.
  • Grasas y azúcares.
  • Agua.

Se sugiere siempre consultar a un profesional nutricionista y a un profesor de educación física especializado en entrenamiento para que te guíe en la mejor manera de adecuar a sus características y objetivos personales el tipo de dieta y entrenamiento a realizar, teniendo en cuenta sus gustos, hábitos, horarios y actividad laboral, estado de salud, etc.

María Laura Villar
Licenciada en Nutrición
Clínica Cormillot

Hidratación en el fútbol: ¿Qué sabemos hasta ahora?

El fútbol es uno de los deportes más practicados en todo el mundo. Por tal motivo, en los últimos años se han realizado muchos estudios acerca de este deporte, y el Instituto Gatorade de Ciencias del Deporte (GSSI) también se ha involucrado para tener mayor conocimiento acerca de los patrones de hidratación y los requerimientos de líquido en el fútbol. Hemos evaluado a 10 equipos profesionales, y ya se están planificando nuevas mediciones.

1. En promedio, los jugadores profesionales de fútbol no reponen todo el líquido que pierden por sudoración durante los entrenamientos, aún en distintas condiciones climáticas
En los dos estudios se encontró que todos lo jugadores perdieron peso, es decir, que terminaron el entrenamiento deshidratados; en promedio, la pérdida de peso fue de 1.23 y 1.27kg (en el estudio A y B respectivamente), terminando con un porcentaje de deshidratación de alrededor de 1.6% en ambos estudios.
Aunque todos los jugadores tuvieron acceso libre a botellas de bebida deportiva (Gatorade) y de agua, en los dos estudios se encontró que los deportistas en promedio consumieron una cantidad de líquido mucho menor a sus pérdidas. En el estudio del equipo A se recuperó el 45%, mientras que en el equipo B, que entrenó en un clima frío, sólo se recuperó alrededor del 25% de las pérdidas. El bajo consumo de líquido de los futbolistas del estudio B puede ser una consecuencia de la disminución en la sensación de sed cuando se entrena en el frío, aún cuando la magnitud de la deshidratación sea similar a la de los futbolistas que entrenan en el calor.

2. Existe una gran variabilidad entre jugadores profesionales de fútbol, tanto en sus tasas de sudoración, como en la reposición de líquido durante los entrenamientos.
En el estudio A los futbolistas tuvieron pérdidas de 1.67 a 3.14L en los 90 minutos de entrenamiento, mientras que en el estudio B, donde los jugadores entrenaron en un clima frío, las pérdidas fueron de 1.06 a 2.65 L en ese mismo tiempo de entrenamiento.
La variabilidad es aún mayor en la reposición de líquidos. En el estudio en clima cálido (A) el consumo de líquido fue de 239 a 1724ml, reponiendo entre 9 y 73% de las pérdidas. En el estudio en clima frío (B) el consumo de líquido fue considerablemente menor y varió entre 44 a 951ml (en promedio recuperaron el 25%).
Debido a que la tasa de sudoración varía ampliamente entre individuos, la cuantificación de estas pérdidas juega un papel importante para individualizar las estrategias de hidratación y llevar al máximo el rendimiento del futbolista en entrenamientos y competencias.

3. Para muchos jugadores sí es posible reponer el líquido perdido por sudoración durante el entrenamiento.
Mucho se ha hablado de las oportunidades limitadas que se tienen para la hidratación en el fútbol, pero en estos estudios algunos futbolistas fueron capaces de recuperar sus pérdidas durante el entrenamiento, por lo que puede decirse que la deshidratación de algunos futbolistas fue voluntaria y no se debió a las oportunidades limitadas de beber durante la sesión de entrenamiento. Solamente cuando las tasas de sudoración son muy altas, la recuperación de las pérdidas se hace en verdad imposible. No obstante, la situación de juego podría ser diferente, pues en este caso las oportunidades de beber sí son limitadas.

4. Es posible deshidratarse considerablemente durante un entrenamiento de fútbol en clima frío.
A pesar de las condiciones ambientales bastante frías en las que entrenó el equipo B, las pérdidas de sudor no fueron diferentes a las de los otros jugadores con un entrenamiento similar en ambientes mucho más cálidos. Es probable que afectara la intensidad del entrenamiento o la vestimenta deportiva en el frío que a menudo hace que los jugadores se calienten más y pierdan más líquido por sudoración. Se sabe, sin embargo, que esta deshidratación no afecta el rendimiento tanto como si el ejercicio se realizara en clima caliente.

5. El agua mineral no repone prácticamente nada del sodio perdido por sudoración en los jugadores.
En el estudio A se comparó la reposición de sodio entre jugadores que utilizaron solamente agua mineral y aquellos que también utilizaron Gatorade. Se observó que los jugadores que sólo consumieron agua mineral no recuperaron prácticamente nada del sodio perdido por sudoración, mientras que los que consumieron Gatorade reemplazaron un promedio de 23.2% de sus pérdidas de sodio en sudor, con un sujeto que recuperó el 62% del sodio perdido. Por lo tanto, cuando el reemplazo de sodio sea una prioridad, una bebida deportiva con más sodio, como Gatorade, es una mejor elección para consumir durante el ejercicio en comparación con el agua mineral.

6. Algunos jugadores profesionales de fútbol se presentan a sus entrenamientos en estado de hipohidratación.
En el estudio B se observó que 6 de los 17 jugadores evaluados (35%) llegaron al entrenamiento con una deshidratación moderada, al evaluar la concentración de su orina.
Las oportunidades de consumir líquido durante un juego de fútbol son limitadas, y la habilidad para vaciar los líquidos ingeridos del estómago y absorberlos en el intestino puede verse perjudicada en el ejercicio intermitente de alta intensidad como en el fútbol, por lo que es necesario que los jugadores se aseguren de que están completamente bien hidratados antes de que inicien su entrenamiento o competencia.
La hidratación durante y después del entrenamiento es indispensable sobre todo cuando se tienen más de una sesión de entrenamiento al día, ya que si los jugadores no recuperan completamente las pérdidas de agua y electrolitos de la primera sesión, llegarán deshidratados a su siguiente sesión de entrenamiento.

7. El consumo de bebidas deportivas puede mejorar el rendimiento en el fútbol.

Esta conclusión en particular no se deriva de nuestras pruebas del GSSI con equipos de fútbol profesional. Sin embargo, esta suposición sustenta nuestro interés por tener un mejor entendimiento de la hidratación en el fútbol. Por lo tanto, es apropiado aportar alguna información del tema.

El rendimiento en el fútbol es difícil de cuantificar, pero los estudios de carrera y ciclismo han mostrado que tanto el sprint como el rendimiento en el ejercicio de resistencia se afectan adversamente por la deshidratación. Aun niveles bajos de deshidratación (alrededor del 1%) son suficientes para perjudicar el rendimiento en el ejercicio.
El rendimiento cognitivo, que es un aspecto muy importante en los juegos como el fútbol, también se ve afectado cuando se presenta una deshidratación severa e hipertermia. Se ha demostrado que el efecto negativo sobre el rendimiento en las destrezas específicas del fútbol ocurre a niveles de deshidratación equivalentes al 2.4% de la masa corporal.
El reemplazo del agua y las sales perdidas en el sudor es sólo uno de los objetivos nutricionales de un futbolista durante el entrenamiento o un juego. Los efectos adversos de la fatiga en el rendimiento también pueden retrasarse o reducirse por el consumo de carbohidratos. Esta es una razón adecuada por la cual se debe recomendar a los jugadores ingerir bebidas que contengan carbohidratos en lugar de agua simple.

Lourdes Mayol Soto, M.Sc.,
Luis Fernando Aragón Vargas, Ph.D.,FACSM.

Suplementos para el corredor

En el transcurso de mi larga carrera como deportóloga y en el “vestuario” de mi experiencia como deportista, la pregunta del millón siempre fue:

“¿Qué tomás para mejorar el rendimiento deportivo?”

La conclusión a la cual uno llega con el tiempo y mucha lectura es sencilla: No existe una sola fórmula ideal.

De hecho hay muchas propuestas desde lo comercial, y desde las fórmula preparadas para cada deportista en especial. 

Querer dar lo mismo a todos es como desear calzar con 43 a todos los deportistas, o sea me voy a equivocar en la mayoría de ellos. Existen sí modelos basados en la experiencia, pero luego el nutricionista especializado deberá adaptarlo en forma individual, respetando necesidades, gustos, preferencias, posibilidades…

“Primero, no dañar” es la ley,  y “de lo ideal, a lo mejor posible” es el lema.

Es decir, no todo es para todos.

Por ejemplo he escuchado a algunos corredores que consumen creatina para “recuperar”. Craso error.  Realmente en el maratón esta contraindicado la creatina. Pues no sirve y además causa un aumento de peso muscular que es “lastre para éste tipo de disciplina”.

Y aún en los deportes donde se utiliza beneficiosamente, como ser fútbol, rugby, handball, artes marciales, etc.,  debe realizarse previamente un análisis de sangre para evaluar la función renal.
Se habla mucho también de aminoácidos recuperadores, de geles para la competencia, de multivitamínicos. Pero ¿todo sirve para todas las circunstancia? ¿En qué momento es mejor consumirlos? ¿A mí podría hacerme daño, lo que a otro le hace bien? Son preguntas que deberían ser analizadas en la consulta a nutrición.

Si el “albañil” es el entrenamiento y los “ladrillos” son la nutrición; ambos, entrenamiento y alimentación deben ir correctamente coordinados para optimizar la performance.

Demás esta decir que si contrato a un albañil, pero no le doy ladrillos correctos, la pared no se va a construir adecuadamente, y si lo contrato hoy pero le llevo ladrillos mañana, tampoco.

Salvando las diferencias, éstos son los errores más comunes que se plantean en consultorio.

Las preguntas básicas son, qué comer, cuánto y en que momento consumir ciertos alimentos y suplementos.

Primero “nafta súper” (es decir una buena alimentación) y luego “aditivos” (léase suplementación).

Es decir que primero se trata de negociar con cada deportista lo mejor para él en cuanto a comidas, con un criterio de realidad. Luego, según lo que esa persona pueda realizar, se suplementa con sustancias que pueden beneficiar su rendimiento.

Una vez instaurada una correcta nutrición, podemos comenzar a preguntarnos acerca de los suplementos.

Es también un problema  frecuente dentro de los maratonistas, la falta de hierro. El hierro forma parte de los glóbulos rojos y es el principal transportador de oxigeno al cerebro y a los músculos. 
La falta de hierro en la alimentación (carnes rojas en especial) puede traer como consecuencia la anemia.

Si no hay oxígeno suficiente en cerebro y músculo, el cansancio hace que disminuya el rendimiento general físico y psíquico.

Existen entre los maratonistas algunos que tienen hábitos vegetarianos y corren mayor riesgo de padecer anemia.

En muchos casos y luego de algunos análisis de sangre especiales que investigan no solo los glóbulos rojos, sino también el depósito de hierro en el organismo, se debe suplementar con hierro.
Otros maratonistas consultan por calambres, que no se producen inmediatamente luego de entrenar, sino que por la noche o al levantarse. Razón por la que no lo relacionan con el entrenamiento. Sin embargo una mala hidratación, puede traer éstos desordenes.

El agua es el 60% de nuestro cuerpo y cuando sentimos sed, ya es tarde. Hemos desmejorado un 10% nuestro rendimiento. Solo por estar deshidratados.

Podemos resumir algunos TIPS:

  • Hidratarse correctamente antes, durante y luego del entrenamiento y en competencia.
  • Existen sustancias que son conveniente consumirlas inmediatamente luego del entrenamiento (por ejemplo la maltodextrina, mezclada con aminoácidos) pues facilitan y mejoran el depósito de combustible (glucógeno) para el próximo entrenamiento o competencia.
  • Consumir 2 hs. antes de la competencia  vitaminas del grupo B, facilitan la utilización de ese combustible durante la carrera o del entrenamiento.
  • Igualmente la cafeína, que desde el 2005 no es considerada doping por el Comité Olímpico Internacional, también influye positivamente.
  • Durante la competencia se puede consumir alguna bebida, poco concentrada en azúcar y sales, podría mantener la glucosa en sangre adecuada.
  • Luego de las tres horas de carrera (para aquellos que tardan más de ese tiempo en una maratón) se puede utilizar algunos geles.

Podemos concluir, que teniendo un modelo básico, se debe adaptar a cada caso individual lo que es más conveniente.

Desde los mitos de cada persona que corre, negociar con lo que científicamente produce mejoras reales en el rendimiento.

Todos los maratonistas, luego de pasar por la consulta al especialista en Nutrición, notan rápidamente un cambio muy positivo en su rendimiento.

Y nunca olvidar que LA NUTRICIÓN, HACE LA DIFERENCIA.

Dra. Patricia Minuchin
Médica especialista en Medicina del Deporte y especialista en Nutrición
Profesora Nacional de Educación Física
Vicepresidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte
Autora e los libros “Manual de nutrición Aplicada al Deporte”; “Fisiología del ejercicio” y “Fisiología del ejercicio II”