Las lesiones empiezan desde abajo

Las lesiones en el pie influyen y reflejan problemas en otras partes del cuerpo

El pie de los corredores absorbe una enorme cantidad de estrés durante el entrenamiento, ya que se calcula que recibe entre tres y cuatro veces el peso corporal por cada paso que se da.

Por eso las lesiones en el pie influyen y reflejan problemas en otras partes del cuerpo (entre las más comunes figuran fracturas, tendinitis e irritaciones en la fascia), y esto se explica por la complejidad estructural del pie y las desviaciones anatómicas asociadas con ella.

Al buscar razones para las lesiones, se encuentran factores intrínsecos, como falta de entrenamiento, desbalance muscular o acortamiento de los isquiotibiales, que producen una gran inflamación en el plantar facial (músculo que corre por debajo del arco del pie), ya que una incorrecta técnica de carrera produce un mayor impacto cuando toma contacto con el piso.

El corredor que tiene arco vencido (comúnmente llamado pie plano) provoca en su marcha un excesivo apoyo interno, se llama pronador, y la lesión frecuente es inflamación del plantar y el tibial posterior. La mayor cantidad de corredores son pronadores, pero hoy con el avance del calzado deportivo encontramos que las distintas marcas han sacado productos técnicos que cubren las necesidades de este grupo.

Por otro lado, cuando encontramos un pie con un arco muy pronunciado suelen aparecer lesiones, como tendinitis en el tendón de Aquiles o fractura por estrés en el empeine. En estos casos, por lo general, se apoya en mayor proporción la parte exterior del pie, se llaman supinadores. A esto también se pueden sumar como lesión algunos dolores en la zona pelviana.

La definición de fractura por estrés es una serie de microfracturas causadas por impactos de bajo traumatismo en repetidas secuencias de actividades como el running, la danza, el básquet, el voley y demás prácticas deportivas, en las que el pie impacta reiteradamente durante períodos prolongados. Al respecto, existen dos teorías respecto de sus causas:

1) Por fatiga muscular debido a un aumento considerable en el volumen de entrenamiento sin tener en cuenta el perfil del corredor. Esto produce fatiga muscular, que no permite que los llamados músculos esqueléticos funcionen y soporten los impactos de manera correcta. Cuando se excede esa tolerancia, hay lesión.

2) Por acortamiento pronunciado en los músculos posteriores, que provoca una tensión superior sobre los huesos. Normalmente, esto actúa sobre la tibia, y la fractura se presenta muy cerca del maléolo.

Los factores extrínsecos, por otra parte, obedecen a una mala elección del calzado para las distintas superficies en las que se corre (blandas, como pasto, tierra o arena, o duras, como el asfalto o el cemento). Otro factor es la mala planificación en el entrenamiento, lo que provoca errores sobre la carga de ejercicio por realizar.

Elegir el calzado de acuerdo con la pisada y no dejar de elongar tras la actividad son herramientas seguras y eficaces para evitar muchos problemas.

 

Fuente: Néstor Suárez de La Nación

 

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