Ejercicio beneficioso contra la fatiga asociada al cáncer

Científicos británicos recomiendan que la actividad física para reducir el cansancio en pacientes oncológicos, durante o después del tratamiento.

El ejercicio parece beneficiar a los pacientes que sufren problemas de fatiga relacionados con el cáncer, durante y después del tratamiento, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y publicado en “The Cochrane Library“. 

De acuerdo con la National Comprehensive Cancer Network, factores tratables que pueden estar asociados a la fatiga relacionada con el cáncer, como el dolor, la angustia emocional, las alteraciones del sueño, la anemia, los problemas alimenticios, el nivel de actividad y las enfermedades, deben ser identificados y tratados. Sin embargo, no hay consenso sobre los efectos del ejercicio sobre la fatiga del cáncer, uno de los factores tratables antes mencionados.

Según muestran la Dra. Fiona Cramp y su equipo, casi todos los pacientes oncológicos sufren un problema de fatiga. Analizaron 28 estudios, con un total de cerca de 2.000 pacientes, que evaluaron el efecto del ejercicio sobre la fatiga asociada al cáncer. Más de la mitad de estos estudios incluyeron a mujeres con cáncer de mama.

Los investigadores destacan que son “estadísticamente significativas” las mejoras en los problemas de fatiga logrados con programas de ejercicio durante la terapia contra el cáncer e incluso después. La mayoría de estos programas fueron de ejercicio moderado a intenso, practicado 2 o 3 veces por semana.

A la vista de los resultados, el equipo de la Dra. Cramp recomienda que el ejercicio sea considerado como uno de los diversos componentes que deben figurar en la estrategia para el manejo de la fatiga asociada al cáncer, que puede también incluir otras intervenciones no farmacológicas entre las que se cuentan las terapias psicológicas y sociales, el tratamiento del estrés, la terapia nutricional y la terapia para combatir las alteraciones del sueño.

 

“The Cochrane Library” (Jano.es) 23 ABR 08

Prevención- Caminar a buen ritmo mejora la tensión arterial

El crecimiento exponencial de la tercera edad ha puesto de manifiesto en muchos países la importancia del ejercicio físico. Según los expertos, mantenerse activo puede ayudar a disminuir las enfermedades derivadas de la edad, mantener un estilo de vida independiente entre las personas mayores, así como mejorar la calidad de vida.

Así, según recogen los resultados de un estudio realizado por la Clínica Mayo (Minnesota, EEUU), caminar rápido es beneficioso para mantener la presión sanguínea en un buen estado, incrementar la fuerza muscular de las piernas y aumentar la capacidad de ejercicio en personas de mediana edad.

Para llevar a cabo este estudio, publicado la revista ‘Mayo Clinic Proceedings’, los investigadores escogieron a 60 hombres y 168 mujeres (con una edad media de 63 años) y los repartieron al azar en uno de los siguientes grupos: el primero, compuesto por personas que no estaban sometidas a andar; en el segundo, los participantes tenían que caminar de manera continua a un ritmo moderado; y en el tercero debían llevar un ritmo rápido con pequeños intervalos de marcha suave.

Los individuos del segundo grupo, los que tuvieron que andar a un paso moderado de forma continuada, fueron instruidos para caminar al 50% de su capacidad total (durante, al menos, cuatro días tuvieron que dar un mínimo de 8.000 pasos). Los del tercer grupo, por su parte, repitieron cinco o seis series de tres minutos a baja intensidad, al 40% de su capacidad aeróbica, seguidos de tres minutos por encima del 70% de su pico aeróbico.

Los médicos estudiaron la evolución de cada grupo durante un período de cinco meses. Pasado ese tiempo se observó una reducción en la tensión arterial, de 9mm Hg en la sistólica (la cifra más alta) y de 5mm Hg en la diastólica (la más baja) en los miembros del tercer grupo, aquellos que andaban a alta intensidad con pequeños intervalos de marcha suave. El ejercicio también produjo mejoras en la capacidad aeróbica y en la fuerza muscular.

Estos resultados proporcionan mayor fuerza a las tesis que sostienen que un estilo de vida activo previene la degradación física prematura y es favorable para la salud. “Estamos diseñados para andar durante todo el día y este artículo sugiere que deberíamos hacerlo”, apunta el doctor James Levine, médico Internista de la Clínica Mayo y autor de un editorial que publica la misma revista.

¿Andar por andar?

Tal y como se explica en el editorial, las personas que realizan ejercicio con regularidad y tienen buena resistencia física gozan de mejor salud que aquellas que raramente practican algún deporte.
Además, se demuestra que el ejercicio de baja intensidad, pero continuado, puede tener los mismos resultados que el que se realiza con mayor intensidad. De este modo, tendría los mismos beneficios para la salud correr 30 minutos en el gimnasio que andar 30 minutos por la calle.

Asimismo, defienden que caminar es un ejercicio mucho más accesible que la actividad física de alta intensidad, tanto en el nivel de tolerancia como en el coste. Y, al contrario que las actividades de alta intensidad, raramente ocasiona lesiones. Con todo, se quiere demostrar que cuanto mayor sea el tiempo activo de una persona mejor será su estado físico y su salud.

 

Anne Corcuera -25 JUL 07 El Mundo, España

Ejercicio físico y presión arterial en niños

Un grupo de expertos comprobó hace pocos años los beneficios que podían obtenerse a partir de un programa de ejercicios físicos regulares en los niños y adolescentes. Estas observaciones se publicaron en la prestigiosa revista Medicine & Science in Sports & Exercise en 2003 y fueron corroboradas por otros autores en años siguientes.

Los investigadores pudieron comprobar que la realización de un programa de actividad física de por lo menos 8 semanas reduce la presión arterial diastólica (o “mínima”) y la sistólica (o “máxima”), en niños entre los 11 y 12 años de edad. En el estudio se analizaron las respuestas de casi 6.000 niños y niñas residentes en la zona de Pensacola (Florida, EE.UU.). La actividad física fue registrada con un dispositivo conocido con el nombre de Actigraph, que registra los movimientos en sentido vertical efectuado por los niños, incluyendo todas sus actividades físicas, así como las prácticas consideradas como de intensidad moderada o vigorosa (ciclismo, natación), a lo largo de 7 días.

La presión sistólica se redujo en 2,4 mmHg y la diastólica en 1 mmHg, cuando los participantes llevaban a cabo por lo menos 60 minutos de actividad física moderada o intensa. De este modo, los especialistas constataron que cuanto mayor era la actividad física realizada, más bajos eran los valores de presión arterial sistólica. Cuando se comparó lo que sucedía con la actividad física en general con la de tipo moderado o vigoroso, se comprobó que lo más importante en términos de reducción de las cifras de presión arterial era la cantidad de actividad, que supera en eficacia hipotensora a la intensidad de las prácticas efectuadas.

Reflexiones sobre actividad física

Tradicionalmente la hipertensión arterial se consideraba un problema de los adultos, particularmente los adultos mayores. Lamentablemente cada día se diagnostican porcentajes mayores de hipertensión arterial entre sujetos jóvenes, adolescentes e incluso niños. Diversos factores relacionados con el estilo de vida podrían ser los responsables de esos cambios, pero también puede colaborar la mayor conciencia de los pediatras sobre la importancia de este problema.

Por otro lado, para nuestros abuelos hablar de actividad física en niños de 11 o 12 años parecía una obviedad, ya que en esa edad la bicicleta, el fútbol, la danza, la gimnasia y el patín, por ejemplo, eran actividades comunes y cotidianas. Actualmente, en especial por la influencia de la televisión y la computación, el sedentarismo ha ganado un lamentable espacio protagónico entre niños y adolescentes. En las campañas de lucha contra el sedentarismo llevadas a cabo por entidades médicas de todo el mundo, los niños son hoy uno de los objetivos más importantes.

Es importante tener en cuenta los hallazgos de los mencionados estudios científicos, que demuestran que no es necesario realizar entrenamiento deportivo particularmente intenso, sino simplemente dedicar al ejercicio físico recreativo unas dos horas por día. El retorno a prácticas de actividades físicas cotidianas no sólo es una necesidad para la salud mental y el adecuado desarrollo psicomotor, sino que puede ayudar a controlar y prevenir graves enfermedades desde la niñez.

 

Editora Médica Digital, septiembre de 2008
JANO.es

Ejercicio y rehabilitación cardiovascular

Gracias a los avances de la medicina, cada vez más personas sobreviven a un infarto agudo de miocardio. Esto genera nuevas necesidades por parte de los pacientes que en muchos casos no son tenidas en cuenta por los médicos ni por los sistemas de salud.

En la primera mitad del siglo XX existía la creencia muy generalizada de que el ejercicio perjudicaba al paciente con una cardiopatía, por lo que se les indicaba que permanecieran en cama durante seis u ocho semanas, luego en un sillón durante seis semanas más, y no se les permitía subir escaleras un año, como mínimo. La vuelta a la actividad sociolaboral normal era excepcional, y la invalidez psicofísica sobrevenía en la mayor parte de los casos. Otra creencia difundida era -y es todavía- que un enfermo con cardiopatía tiene muy alta probabilidad de morir durante el coito. Por esta razón un 50% de estos pacientes disminuyen la frecuencia de sus relaciones sexuales y un 25% las suspenden totalmente después de un infarto. Sin embargo, la incidencia de muerte durante el coito es muy baja (0,06%). Lo que en realidad ocurre es que en un 80% de los casos, el médico no habla de estos temas con su paciente.

A partir de la década de 1940 proliferaron los estudios de investigación clínica en los que se demuestran los efectos nocivos del reposo prolongado. Por otra parte, varios estudios experimentales demostraron los efectos del ejercicio físico en individuos sanos y cardiópatas. Por todo ello, ya en la década de 1960, la Organización Mundial de la Salud aconsejó la creación de programas de rehabilitación cardíaca, definiéndolos como “el conjunto de actividades necesarias para asegurar a los cardiópatas las condiciones físicas y sociales óptimas que les permitan ocupar un lugar tan normal como les sea posible dentro de la sociedad”.

La mayoría de los pacientes tienen grandes posibilidades de reintegrarse a su vida cotidiana después de un infarto, pero necesitan saber cómo hacerlo. La guía del profesional médico es fundamental. Los programas de terapia con ejercicio en pacientes con cardiopatía son seguros, siempre que estén supervisados por personas expertas. Varios estudios han demostrado que la rehabilitación cardiovascular con ejercicios físicos proporciona un franco beneficio al mejorar la sintomatología, la calidad de vida e incluso la sobrevida de los pacientes.

Los programas de rehabilitación cardíaca deben tener un enfoque multidisciplinario. Comienzan siempre con una adecuada evaluación del paciente y la estratificación de su riesgo cardiovascular y continúan con la prescripción de un programa acorde para cada caso. En estos programas intervienen distintos profesionales, como cardiólogos, nutricionistas, enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos, etc.

Los objetivos básicos del plan son incrementar la capacidad física del enfermo mediante la terapia con ejercicio e instruirlo acerca de los diversos factores de riesgo y la forma de modificarlos mediante un cambio de estilo de vida más saludable.

El porcentaje de pacientes que se deriva para realizar planes de rehabilitación cardiovascular es bastante bajo (menos del 30% de las personas que lo necesitan). Esto ocurre en parte por la falta de información médica acerca de esos programas, que además tienen la fama de ser caros. En realidad no lo son, particularmente si calculamos los beneficios indirectos: generan un ahorro muy importante en los costos de salud pública al disminuir el número de internaciones, permiten la reinserción laboral y evitan procedimientos y estudios más complejos y onerosos.

La rehabilitación cardiovascular es un complemento fundamental, tanto en el paciente que ha sufrido un evento cardiovascular como también en los que fueron intervenidos para mejorar la circulación miocárdica (by pass o angioplastia).
Recuerde que el tipo de ejercicios físicos, su intensidad y duración, debe ser indicado por su médico y supervisado por personal idóneo.

Editora Médica Digital, abril de 2007

 

¿Qué tipo de actividad física es la más adecuada?

Uno de los parámetros a tomar en cuenta para evaluar la intensidad de entrenamiento que puede exigirse es la medición del porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima teórica. Este valor se calcula restando la edad del número 220.

En cada caso el profesional evaluará el porcentaje de dicha frecuencia que resulte más beneficioso para mejorar el estado cardiovascular. No debe olvidarse que es imprescindible realizar precalentamiento, así como un período de relajación al finalizar el entrenamiento. También son importantes la constancia y la regularidad, pues muy poco tiempo después de abandonar el ejercicio se pierde la capacidad aeróbica y los beneficios cardiovasculares logrados con tanto esfuerzo.

El tipo de ejercicio más difundido, económico y al alcance de toda la población es la carrera a pie. Según han demostrado algunos estudios, correr prolonga la vida a largo plazo. De acuerdo con un estudio de seguimiento que analizó durante 2 décadas las causas de muerte de 17.000 hombres, por cada hora de ejercicio realizada (hasta 30 horas a la semana) la esperanza de vida de una persona aumenta dos horas.

Contra lo que se suponía, un estudio británico indicó que el ejercicio físico intenso es más beneficioso que la actividad moderada en la prevención de la morbimortalidad cardiovascular. Las sociedades científicas recomendaban -hasta no hace mucho tiempo- treinta minutos de ejercicio físico moderado, cinco días a la semana, como prevención de la patología cardiovascular. Ahora, un nuevo estudio en el Reino Unido concluye que es necesario un ejercicio físico más intenso para prevenir en forma más eficaz la mortalidad por esta causa.

Los investigadores establecieron una gradación de la actividad física, considerando a las caminatas como actividades “ligeras”, al golf y el baile como “moderadas” y subir escaleras, nadar y correr, como “vigorosas”.

Los resultados mostraron que las personas con un nivel de ejercicios más “ligeros” presentaron mayor posibilidad de presentar cardiopatía isquémica que quienes realizaron una actividad física más intensa, que además presentaban menor tasa de patología cardiovascular. El análisis más detallado mostró que fue la intensidad del ejercicio, más que el número de calorías quemadas, el factor decisivo en estos resultados. Así, las personas que realizaban un ejercicio más intenso y gastaban diariamente más de 54 calorías durante el ejercicio (equivalente a 9 minutos corriendo ó 7 minutos subiendo escaleras), tenían menores posibilidades de morir prematuramente, especialmente por causas cardiovasculares. En cambio, quienes tenían niveles más altos de actividad física ligera o moderada, gastando 343 calorías diarias (equivalentes a más de 90 minutos de caminata), no estaban protegidos frente al riesgo de muerte prematura.

Los autores de esta investigación sugieren que es más importante la intensidad del ejercicio que el tiempo durante el cual se realiza. Por eso, aunque admiten que igualmente pueden obtenerse algunos beneficios cardiovasculares del hecho de caminar, insisten en que es más importante la intensidad con que se realicen las caminatas. En conclusión, el ejercicio debe ser intenso para que brinde protección eficaz contra afecciones cardiovasculares.

Este estudio demuestra por primera vez el beneficio de las actividades de resistencia, como levantamiento de pesas o el empleo de máquinas de fuerza. Aunque aún son necesarios nuevos estudios para recomendar entrenamientos de fuerza para la prevención cardiovascular, señalan que estos tipos de ejercicios son recomendables para pacientes con patología cardiovascular debido al incremento de todas las funciones músculoesqueléticas.

Como conclusión recomiendan incrementar la intensidad del ejercicio aeróbico de bajo a moderado y de moderado a intenso y agregar ejercicios de fuerza a los programas de ejercicio para reducir el riesgo cardiovascular.

Más allá de la importancia de los resultados de estos estudios, debe recordar que su médico es el más apto para indicar cuáles son los ejercicios más adecuados en su caso. Lo realmente importante es seguir sus indicaciones y evitar el sedentarismo.

Editora Médica Digital Cardioonline

10 Consejos para el Entrenamiento de los Abdominales

Variedad

Un vez que conozcas los ejercicios de abdominales básicos y tengas un desarrollo aceptable, tenes que agregar diferentes ejercicios a tu serie de abdominales Esto sirve para: 1)sorprender al músculo , y 2) trabajarlo desde diferentes ángulos.

Orden

Aunque el orden de los ejercicios no resulta crucial para el desarrollo de los abdominales, la parte inferior del recto abdominal es mas débil y requiere  de mas coordinación .Por lo general hay que trabajarla antes que la parte superior y los oblicuos.

Respiración

Cuando entrenemos los abdominales debemos inspirar durante la fase de relajación y espirar por la boca durante la  fase de contracción . La salida del aire de los pulmones permite una contracción mas intensa y completa.

Movimientos Básicos

Para hacer ejercicios abdominales avanzados se necesita fuerza y coordinación. Por lo tanto los principiantes deben comenzar con ejercicios básicos. A medida que se incrementa su fuerza y coordinación , podes incorporar ejercicios mas avanzados  a tu rutina

Resistencia

La resistencia utilizada en el entrenamiento abdominal consiste en el propio peso. Si tenes abdominales débiles tenes que comenzar por ejercicios sencillos para avanzar progresivamente

Oblicuos

Condicionan todos los movimientos de giro y rotación de la cintura. La mayor parte de los abdominales pueden modificarse si se agrega la rotación de los hombros, trabajando asi también el oblicuo.

Abdominales inferiores frente a los superiores

Aunque el recto abdominal es sólo un musculo  colocando las piernas a 90 grados y elevando la pelvis unos pocos centímetros. Es difícil aislar la zona superior de la inferior, pero debmos intentar poner en acento en cada una de ellas.

Control de movimiento

Como sucede con cualquier ejercicio el movimiento debe ser controlado, de manera de ejercer la máxima tensión y obtener mayores beneficios.

Recorrido

A diferencia de otros ejercicios, el recorrido  debe ser mas corto, de manera de evitarlos ángulos en donde  se descansa. El mejor trabajo se produce si no se superan los 45° .

Dieta y Entrenamiento Cardiovascualar

Nunca vas a conseguir una buena definición de tus abdominales si tenes una capa de grasa recubriéndolos. Como no se puede quitar la grasa de un punto específico, los ejercicios de abdominales solo sirven para tonificar y los trabajos aeróbicos para reducir la grasa de la cintura.

La buena alimentación es la mejor aliada del entrenamiento

Se inicia el año y todos tenemos objetivos y metas que queremos alcanzar con respecto a nuestra performance y salud. Vaya esta nota para todos aquellos que buscan obtener logros no sólo entrenando, si no también por medio de la alimentación.


Cuando el balance entre las calorías que ingerimos diariamente y el gasto calórico que tenemos no es equilibrado, las calorías que incorporamos de más no son utilizadas por el cuerpo y se depositan en el mismo, en forma de grasa, produciendo el conocido sobrepeso, algo que seguramente nos dificultará o impedirá alcanzar nuestros objetivos en las próximas carreras y puede atentar contra nuestra estructura anatómica (tendones, ligamentos y músculos).

Si tienes sobrepeso y deseas reducirlo, la primera medida a seguir es disminuir las calorías que estás consumiendo diariamente siguiendo un plan alimentario adecuado y equilibrado, y aumentar el gasto calórico mediante un plan de entrenamiento adecuado.

Un plan alimentario adecuado consiste en comer, de manera moderada, alimentos que proporcionen un equilibrio de nutrientes. Cada alimento posee uno o más de dichos nutrientes. Por lo tanto, la variedad ayudará a obtener lo que tu cuerpo necesita para mantenerse saludable.

Es importante que sepamos y tengamos especialmente en cuenta que no hay un nutriente más importante que otro: todos son necesarios para nuestra salud.

Entre los nutrientes fundamentales para el organismo se encuentran: el agua, los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, los minerales y las vitaminas.

Tu edad, sexo, altura, actividad diaria, el tipo de entrenamiento que realizas habitualmente y tu estado general de salud constituyen los factores que determinan las cantidades de nutrientes que tu cuerpo necesita.

Alimentarse saludablemente no es comer de todo en abundancia, ni hacer dieta, ni tampoco privarse de los alimentos sabrosos. Se trata de elegir más alimentos de origen vegetal (cereales, legumbres, hortalizas y frutas), lácteos descremados y carnes magras, y controlar el consumo de los alimentos abundantes en grasa, azúcar y sal.

Comer sano depende fundamentalmente de los hábitos alimentarios de cada persona, de sus posibilidades económicas, de los conocimientos que tenga sobre el valor nutricional de los alimentos y, también, de la manera en que éstos se preparan para que conserven sus propiedades.

Todos tenemos un recurso valioso que podemos usar: la imaginación y la capacidad de información para preparar nuevas combinaciones de alimentos.  De este modo, se pueden lograr comidas más nutritivas que a la vez no sean costosas ni aburridas.

Si se desea hacer una alimentación variada, es conveniente que incluyas diariamente, aunque en diversas cantidades, alimentos de los siguientes grupos:

  • Cereales, legumbres y derivados.
  • Hortalizas y frutas.
  • Leche y derivados.
  • Carnes y huevo.
  • Grasas y azúcares.
  • Agua.

Se sugiere siempre consultar a un profesional nutricionista y a un profesor de educación física especializado en entrenamiento para que te guíe en la mejor manera de adecuar a sus características y objetivos personales el tipo de dieta y entrenamiento a realizar, teniendo en cuenta sus gustos, hábitos, horarios y actividad laboral, estado de salud, etc.

María Laura Villar
Licenciada en Nutrición
Clínica Cormillot

Caminatas diarias ayudan a controlar la diabetes

Científicos británicos publican los resultados de un estudio diseñado para conocer los niveles óptimos de ejercicio que deben realizar los diabéticos tipo 2.

Dedicar 45 minutos diarios a caminar puede ayudar a los pacientes con diabetes tipo 2 a controlar su enfermedad. Sin embargo, las personas con problemas de obesidad que intentan controlar su peso necesitarían al menos 4,5 horas de ejercicio semanales para perder tallas y mantenerse en forma, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), publicado en “Diabetes Care“.

Para conocer los niveles óptimos de ejercicio que deben realizar los diabéticos para controlar su enfermedad, el equipo del Prof. Michael Trenell emparejó a 10 pacientes con diabetes tipo 2 con gente sin esta enfermedad pero con peso, edad y estatura similares, y les pidió que caminaran más de 10.000 pasos diarios.

Imágenes por resonancia magnética mostraron que las personas que caminaron 45 minutos más cada día lograron quemar cerca de un 20% más grasa, aumentando la habilidad de los músculos de almacenar azúcar y ayudar a controlar la diabetes.

“A la gente por lo general le da pereza ir al gimnasio, pero nosotros hemos descubierto que casi todos los pacientes con diabetes pueden volverse más activos tan sólo caminando”, indicó el Prof. Trenell, para quien “lo más interesante” del estudio es que proporciona “un camino rápido para ayudar a controlar la diabetes sin medicamentos”.

La diabetes afecta a cerca de 246 millones de adultos en todo el mundo y es la causa del 6% de las muertes que se producen en el mundo. De todos los casos de diabetes que hay en el mundo, el 90% son diabetes del tipo 2 y están directamente relacionados con la obesidad y un bajo nivel de actividad física.

La obesidad y la diabetes son problemas crecientes en los países desarrollados y de aquellos que adoptan el estilo de vida occidental, que según la Federación Internacional de Diabetes puede elevar el número de pacientes con diabetes hasta los 380 millones en 2025.

Diabetes Care 2008 31: 1644-1649
JANO.es

 

 

Reduce los riesgos cardiovasculares – Contra la diabetes tipo 2, haga ejercicio

“los beneficios del ejercicio aeróbico para controlar el azúcar en sangre son conocidos, pero hasta ahora no se sabía cómo influían los ejercicios de resistencia, ni tampoco la combinación de los dos”.

MADRID.- El ejercicio es bueno para la salud. Esta frase, aparentemente obvia, cobra más sentido según un estudio publicado en ‘Annals of Internal Medicine’. La investigación descubre que la combinación de dos entrenamientos físicos favorece el control de la glucosa en diabéticos de tipo 2.

Aunque la genética juega un papel importante en el desarrollo de la enfermedad, un bajo nivel de actividad física y una dieta deficiente suelen ser dos aspectos presentes en un diabético de tipo 2. Tal y como afirmó el director del estudio, Ronald J. Sigal, “los beneficios del ejercicio aeróbico para controlar el azúcar en sangre son conocidos, pero hasta ahora no se sabía cómo influían los ejercicios de resistencia, ni tampoco la combinación de los dos”.

Los autores han llevado a cabo la investigación a partir de la comparación de los niveles de glucosa de 251 individuos. Dividiéndoles en cuatro grupos y, asignando a cada grupo una tabla de ejercicios diferente, se han analizado los efectos que tenían los distintos tipos de ejercicio en la evolución de la enfermedad.

Más concretamente, el primer objetivo era valorar los cambios en los niveles de hemoglobina A1c en cada grupo y, de forma secundaria, averiguar las variaciones que se daban en sus niveles de lípidos y en su presión sanguínea. Con los resultados obtenidos se pretendía establecer una comparativa.

Los pacientes escogidos tenían edades comprendidas entre 39 y 70 años, eran previamente inactivos, tenían diabetes de tipo 2 desde hacía más de seis meses y un nivel de hemoglobina A1c de 6’6% a 9’9%.

Los criterios de exclusión fueron los siguientes: que requiriesen una terapia con insulina (en este caso serían diabéticos tipo 1), o que hubieran tenido cambios durante los dos meses previos al estudio en hipoglucemia oral, hipertensión, el nivel de lípidos, o en el peso. Asímismo, también fueron descartados aquellos diabéticos que necesitasen medicación.

Pesas, bicicleta, o la combinación de ambos

Al primer grupo se le pidió que llevase a cabo ejercicios aeróbicos, al segundo ejercicios de resistencia, al tercero la combinación de ambos y al cuarto que no realizase ninguna actividad.
El entrenamiento aeróbico consistía en realizar una actividad continuada de grandes grupos musculares múltiples (en cinta de correr o bicicleta estática), mientras que el entrenamiento de resistencia sólo abarcaba una ligera actividad en algún músculo (máquinas de pesas) y requería cierto descanso: menos de la mitad del tiempo de cada sesión se utilizaba para contraer la musculatura. El grupo que combinaba los dos tipos de ejercicios los realizaba los mismos días, alternando el orden.

Todos los grupos llevaron a cabo el programa en tres sesiones semanales de 45 minutos cada una, durante 26 semanas.

Los individuos incluidos en los programas de entrenamiento llevaban a cabo durante las cuatro primeras semanas un calentamiento que, dependiendo del grupo, era diferente. El rodaje del grupo de ejercicios aeróbicos tenía como objetivo adaptar gradualmente al cuerpo a la actividad, evitando dolores musculares, daños y desmotivación (debida a un cansancio excesivo, por ejemplo). Los fines del calentamiento de resistencia eran, sin embargo, fortalecer gradualmente la musculatura, sin causar daños.

Los efectos de ambos tipos de ejercicios, realizados por separado, en los niveles de hemoglobina A1c eran similares, mientras que el grupo que combinó estos dos ejercicios consiguió reducirlo el doble, pues se complementaban. Los beneficios de esta disminución son significativos, ya que, tal y como afirman los autores del estudio, un 1% menos de hemoglobina A1c supone la reducción de los episodios cardiovasculares principales entre el 15 y el 20%.

Por un lado, los ejercicios aeróbicos mejoraron la capacidad cardiorespiratoria del paciente y, por el otro, la actividad de resistencia aumentó la fuerza muscular y la resistencia física. Ambos entrenamientos redujeron la grasa abdominal de los pacientes. Los cambios en la presión sanguínea y en los niveles de lípidos fueron relativamente similares en los cuatro grupos.

Tan sencillo como no tomar el autobús

Manuel Aguilar, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospitar Puerta del Mar de Cádiz, destaca los beneficios del ejercicio aeróbico en estos pacientes, ya que “mejora el riesgo de enfermedades cardiovasculares que, en definitiva, es lo más importante”. Este especialista, que es además Presidente Electo de la Sociedad Española de Diabetes (SED), pone énfasis en que los diabéticos de tipo 2 son a menudo personas de edad avanzada para las que la realización de este tipo de actividades sencillas puede convertirse en algo cotidiano “como no coger el autobús e ir andando, por ejemplo”.

Por eso, resalta la importancia de estos ejercicios, porque gracias a su sencillez “permiten asegurar una regularidad de ejecución por parte de estos pacientes, a diferencia de otros entrenamientos, cuya eficacia no está probada y que, debido a su complejidad, resulta más difícil llevarlos a cabo, siendo, por lo tanto, son menos eficaces”.

A pesar de los claros beneficios obtenidos por el programa que combinaba los dos ejercicios, debe tenerse en cuenta que estos pacientes invirtieron más tiempo al día en realizar el entrenamiento.
El editorial de ‘Annals of Internal Medicine’ explica que es lógico que estos individuos quemasen más calorías que los que sólo realizaban un ejercicio. Asimismo, este periódico advierte de que no se puede asegurar que las diferencias en el control de la diabetes se debieran a la combinación de los dos ejercicios, o más bien a que uno de los grupos realizara más actividad física que el otro.

BEATRIZ ROSELLÓ
25 SEP 07(El Mundo)

Claves para elegir el ejercicio más adecuado para cada persona

Las recomendaciones surgen de un encuentro de expertos de varias especialidades –

Media hora de actividad física al día, si se quiere, dividida en dos tandas de 15 minutos o tres de 10, pero no menos. Eso fue lo que, en 1995, recomendaron la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Medicina del Deporte, de los Estados Unidos, como actividad física diaria mínima para mantenerse a salvo de los males asociados al sedentarismo.

El año pasado se publicó una actualización de esas recomendaciones, en las que se agregaba que la actividad física debe ser de una intensidad al menos moderada, junto con la propuesta de realizar al menos dos veces a la semana ejercicios que aumenten o mantengan el tono muscular?, dijo el doctor Jorge Franchella, director del Curso de Especialista de Medicina del Deporte de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En un mundo donde enfermedades como la obesidad, la diabetes o la hipertensión alcanzan dimensiones epidémicas, la actividad física debería ser prescripta del mismo modo en que se prescribe el uso de un medicamento. ?Nadie debería irse de la consulta con el médico de familia sin que éste le pregunte qué actividad física realiza y sin que le dé una recomendación sobre cuál debería realizar ?dijo Franchella?. El problema es que los médicos no contamos con la preparación para prescribir actividad física.?

Es por eso que, días atrás, el curso de posgrado de medicina del deporte que dirige Franchella organizó la Jornada Internacional Actividad Física y Factores de Riesgo, en la que expertos en obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado y enfermedad vascular periférica discutieron qué tipo de actividad física recomendar o desaconsejar a cada persona en función de su perfil de salud.

?Es necesario que el médico clínico o de familia sepa cuál es el tipo de actividad física que debe recomendar a cada persona, con qué intensidad, con qué frecuencia y por cuánto tiempo.?

Efectos positivos

Obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado y enfermedad vascular periférica son las afecciones sobre las que se discutió en la jornada sobre actividad física. ?Lo que tienen en común las cinco es que, en quienes las padecen, la actividad física es capaz de revertir en parte sus efectos negativos cuando se la adiciona al tratamiento médico?, comentó Franchella.

En la obesidad, por ejemplo, la actividad física es clave para lograr un descenso de peso. ?Pero el exceso de peso obliga a que cuando el médico le prescribe actividad física a un paciente obeso evite actividades que impliquen grandes esfuerzos o saltos, ya que éstos pueden dañar las articulaciones.?

La natación o los ejercicios aeróbicos acuáticos son dos buenos ejemplos de actividades que no sobrecargan las articulaciones.

En el caso de las personas con diabetes, la actividad física mejora el uso del azúcar por parte de las células del organismo, lo que reduce su dañina presencia en el torrente sanguíneo. ?Los diabéticos deben evitar cualquier actividad que pueda provocar el roce de la piel con las medias o las zapatillas, ya que la diabetes implica una dificultad en la curación de las lesiones en los pies?, advirtió Franchella.

Las personas con diabetes deben saber también que si en el momento de iniciar una actividad física los niveles de azúcar en sangre están por debajo de 100 mg/dl no es conveniente realizarla, lo mismo que si esos niveles están por arriba de 400 mg/dl. Entre 200 y 300 mg/dl, la actividad física debe realizarse bajo supervisión médica.

Quienes presentan alteraciones del colesterol (o dislipemias), comentó Franchella, ?no deben esperar efectos benéficos inmediatos a partir de la práctica deportiva. Las mejorías se observan a los 2 o 3 meses de iniciada la actividad física, en especial en los pacientes con triglicéridos elevados?. En ellos es más importante la duración del ejercicio que su intensidad.

En los hipertensos, los efectos positivos de la actividad física ?un descenso de la presión arterial? se pueden observar durante las 10 a 12 horas posteriores a su realización. ?Sin embargo, deben evitar todo esfuerzo como el que implica levantar pesos o cargas, ya que pueden elevar la presión arterial?

Por último, entre quienes padecen enfermedad vascular periférica, que se caracteriza por una disminución en el flujo sanguíneo de las piernas, la planificación de las caminatas es fundamental. ?Es importante determinar cuál es la distancia en la cual aparece el dolor en las piernas, para no caminar más del 70% de esa distancia en cada caminata?, señaló Franchella.

Así, si una persona comienza a sentir dolor en las piernas después de caminar diez cuadras, no debería caminar más de siete cuadras en cada caminata. ?La sucesión de esas caminatas, que deberían ser diarias, permitirá prolongar la distancia a la que aparece el dolor.?

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION- Diario La Nación 26/10/2008